miércoles, 4 de diciembre de 2013

Lanús afronta la serie decisiva rumbo a su sueño continental.

A las 20.50, en el estadio Pacaembú, se medirá con Ponte Preta en el encuentro de ida por la final de la Copa Sudamericana. El equipo argentino buscará un resultado que le permita llegar bien parado al desquite del miércoles próximo en la Fortaleza.
La lluvia se hacía desear en San Pablo, después de un martes en el que la temperatura trepó hasta los 37 grados. Entre el calor pegajoso, los embotellamientos de tránsito y las motos que zigzaguean entre los carriles, por momentos el paisaje confunde y se siente Buenos Aires. Pero los 22 millones de habitantes que tiene esta ciudad se hacen notar, apabullan cualquier intento de comparación. Según el pronóstico lloverá, al menos, hasta el próximo martes. Y probablemente, la cantidad de agua que caiga aquí le sirva al plantel de Lanús para seguir aplacando los ánimos, para limpiarse del fastidio y del malhumor que le provocaron primero el cambio de horario del partido del domingo pasado ante Boca, y luego la desprolija postergación de la definición del torneo Inicial. La clave para este plantel granate, que arribó a tierras paulistas a media tarde en un vuelo chárter, está precisamente en cambiar el chip lo más rápido posible. Modificar las coordenadas de destino del GPS y enfocarse en el comienzo de los tres partidos más importantes de este gran cierre de 2013: la primera final de la Sudamericana 2013 ante Ponte Preta, esta noche, a las 20.50 de nuestro país, en el imponente estadio Pacaembú. Después, claro, la revancha en la Fortaleza el miércoles próximo, y la definición del Inicial, el domingo 15, ante Newell's, en Rosario. Semejante programa parece haberle sacado el fastidio al grupo granate. El clima distendido acompañó al plantel, que accedió a todos los pedidos de fotografías que le solicitaron; Guillermo Barros Schelotto lejos estuvo de exhibir el rostro desencajado que mostró instantes después del 2 a 2 con Boca, en la penúltima fecha del torneo local. El Mellizo sabe que para él es un momento inolvidable: será su primera gran final internacional como entrenador. Y quizá todas las que ostenta como futbolista, con la camiseta de Boca, le puedan servir de herramienta para explicarles a sus muchachos qué significa semejante compromiso. Casi como un guiño del destino, hoy se cumplirán 17 años de un día histórico para el club granate: el 4 de diciembre de 1996 logró su primer título internacional. Se quedó con la extinta Copa Conmebol, tras derrotar a Independiente Santa Fe, de Colombia, en una final en la que ganó el primer juego por 2-0 y cayó en la revancha por 1 a 0. Pero también el equipo de Barros Schelotto buscará limpiar una imagen que aún le duele: aquella batalla campal que protagonizó Lanús en la definición de la Conmebol 1997, cuando en el partido de ida, disputado en la Fortaleza, sus jugadores no soportaron un 1-4 ante Atlético Mineiro y en una actitud lamentable se vengaron a las trompadas. No será una empresa sencilla para el equipo argentino. Tendrá enfrente a Ponte Preta, la revelación de este torneo, que viene de eliminar a Vélez, en Liniers, en los cuartos de final, y después a San Pablo, el equipo que se quedó con el último cetro que entregó la Sudamericana. Tan curioso es el caso de este conjunto brasileño, que el fin de semana último descendió a la segunda división, lo que dejó una mezcla de sentimientos encontrados en el equipo más antiguo de Brasil. Pese a la pérdida de la categoría, busca dar una nueva sorpresa en su primera participación en un torneo internacional. Será un rival durísimo, que mejoró con la llegada del nuevo DT, Jorginho, a pesar de que el flojo comienzo en el torneo local fue lo que lo condenó a la pérdida de la categoría. Lanús, que dejó en el camino a Racing, la Universidad de Chile, River y Libertad, de Paraguay, tiene un libreto prolijo y apuesta a que su columna vertebral, que tanto le rindió en el certamen y también en el Inicial -Marchesín, Goltz, Somoza y el Tanque Silva-, sea la llave para subirse a la cima del continente. Las ilusiones se potencian y todo está enfocado en hacer el mejor negocio, porque Lanús quiere volver a su casa con la intención de alcanzar la gloria en la Fortaleza. Pero esa será un historia que deberá esperar siete días. Mientras tanto, esta noche latirá con fuerza el corazón granate.

Lanús sigue vivo pese al empate ante un Boca que se despidió del torneo. Los pibes de la cantera bailaron al Xeneise en los 1º 45 minutos. Dos expulsiones limitaron al Grana.

Lanús, con un equipo totalmente alternativo y con Marcos Astina (17), Jorge Valdez Chamorro (19 - Foto) y Oscar Benítez (20), tres joyas de la cantera, llenas de talento, más Facundo Monteseirín (18), Nicolás Pasquini (22) y Fernando Barrientos (22), todos chicos del club, empató hoy con Boca dos a dos, como local, en un partido emocionante y llega así a la última fecha con posibilidades de forzar un desempate por el título del torneo Inicial. Los juveniles Marcos Astina y Oscar Benítez marcaron para el Grana, mientras que Nicolás Blandi y Juan Sánchez Miño lo hicieron para los dirigidos por Carlos Bianchi. El local, que quedó a dos puntos del líder San Lorenzo, terminó con dos menos por las expulsiones Jorge Ortiz y Víctor Ayala. No fueron los únicos errores del impresentable Ceballos.