martes, 23 de noviembre de 2010

Lanús: Un lugar donde el proyecto está por encima de los nombres.


Hace tiempo el Club Atlético Lanús viene de menor a mayor. Se supera cada año desde ese 2003 en el que el entonces presidente de la institución, Alejandro Marón, viendo la debacle en la que había caído el club -llegó a jugar la promoción por no descender en 2002, bajo la dirección técnica de Carlos Aimar-, decidió sentar las bases de un proyecto que hasta hoy se respeta: trabajar duramente en las juveniles para ver los frutos en la primera. Una gestión que tuvo a Ramón Cabrero, Luis Zubeldía y, desde la semana pasada, Gabriel Schurrer como protagonistas y líderes.

El proyecto se inició en esos años con la aparición de Ramón Cabrero como estandarte de las inferiores. Y claro, la historia lo avalaba, fue uno de los grandes jugadores nacidos en la cantera del club. Así, desde un primer momento, trabajó en ese lugar, en el semillero del Granate, empezando a gestar el gran “proyecto Lanús”.

Todo fue respetado a raja tabla, los jugadores pasaban por la mano de Cabrero, y este los preparaba para afrontar la primera división. Pero en 2005, tras la ida de Gorosito, se decidió que fuera el mismo Cabrero quien tome el mando del equipo principal. A partir de allí, todo fue carrera ascendente para Lanús. En el período en el que fue técnico subió e hizo debutar, entre otros, a: Sebastián Leto, Lautaro Acosta, Sebastián Blanco, Marcos Aguirre, Agustín Pelletieri, Rodrigo Archubi, Diego Valeri, Matías Fritzler, Santiago Biglieri. En fin, la lista es innumerable, y los resultados también, ya que consiguió el subcampeonato en 2006 y un año más tarde se consagraría campeón del Torneo Apertura. Volvió a disputar torneos internacionales y consigue espléndidos resultados: sólo dejó la competición en primera ronda, en las últimas dos ediciones, en las anteriores, los octavos de final eran una plaza fija.

Pero este proyecto no fue efímero, como se pensaba, y aún se mantiene en vigencia, eso se debe a la claridad -implícita- que tiene, y al compromiso de todas las partes de saber en que momento se debe cambiar de aire. Así, en 2009, dos años después de la obtención del preciado título -primero y único en la historia-, de conseguir ser el mejor equipo de las últimas 2 temporadas, y luego de lograr el tercer lugar en ese Clausura que terminaría ganando Vélez, el mismo Ramón Cabrero decide dar un paso al costado. Se fue por la puerta grande pero dejó avisado que el proyecto seguía en marcha.

Desde ese momento, encontrar al técnico fue tan fácil como mirar el legado de Cabrero, y fue así, que Luis Zubeldía, por consejo del técnico saliente, tomó el cargo de DT y la posta de esta maravillosa gestión que llevó a Lanús a lo más alto. Fue en este momento, en el que el Granate demostró que ese proyecto excedía los nombres, y que el poder institucional va más allá de la filosofía de los entrenadores y dirigentes. Esto no es Marón, esto no es Cabrero, esto no es Zubeldía, esto es Lanús.

Pero este ciclo, que terminó hace 2 semanas, no tuvo el mismo final que el de Cabrero: no fue en buenos términos pero si siguió el mismo patrón: el desgaste de una dirección técnica no debe opacar el proyecto de una institución. Y así fue como Gabriel Schurrer –entrenador de la quinta división granate- se convirtió en el nuevo técnico.

Algunos sectores no habían comprendido la decisión de cerrar un ciclo y comenzar otro, entre ellos los jugadores que, al igual que muchos hinchas, creen que el proyecto contempla ser más buenos y pacientes, incluso por encima de las conveniencias. Si el cambio de técnico, si ese cambio de aire que en su momento ofreció Cabrero no se producía, era factible que el club no pudiera seguir en la buena senda.

El proyecto está por encima de los nombres y no a la inversa. El club se ocupa de que todo esté en orden, el técnico tiene que hacer funcionar al equipo y, al mínimo roce con el desgaste, se decide por cambiar. Por eso, el mayor acierto del proceso es la designación Schurrer, que llevaba dos años ensayando mentalmente modificaciones, pensando en la hora señalada que finalmente llegó. Es decir que Zubeldía se estaba poniendo en el sillón de DT y ya se sabía quien sería su sucesor. No es cortar cabezas de antemano, ni mucho menos.

"Es simplemente dejar en claro que Lanús es el lugar donde el proyecto está por encima de los nombres"


Publicado por Adriel - Deportivo Ganar Siempre.

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