Lanús pegó justo y ganó bien en Ecuador, sumando 3 puntos muy importantes para sus aspiraciones de clasificación.
¡Por fin! Y reconociendo los méritos de cada quién, Lanús pareció entender lo que se jugaba contra Emelec, dónde, y por qué competencia. Entendió lo que se jugaba, porque estaba claro que un buen resultado en Quito (2800/3000 mts de altura incluídos), era fundamental para acomodarse mejor en el grupo, y ser claro partícipe en la clasificación a la tercera fase de la Libertadores, y Lanús pudo y supo ganar. Leyó correctamente dónde se jugaba: el clima pesado, la falta de oxígeno, la humedad. Tuvo en cuenta claramente la competencia por la cual se disputaba el match de ayer, porque es la Copa y ahí se juega si podés, y si no es posible, se toman otros recaudos. El Grana logró las dos cosas.
Tempranito nomás, a los 5 minutos, empezó a acomodar la historia, luego de una falta pegada al área, por la franja izquierda del ataque visitante. Diego Valeri metió un centro medido, al medio del área de Emelec, de rastrón como se dice en el potrero, para Mario Regueiro quién, justamente, allí se relamía esperando la redonda. Y la pelota le llegó, Mario no dudó un ápice, y metió terrible zapatazo arriba, imposible para Dreer, y para cualquier otro golero. Otra prueba de que Lanús sabía lo que hacía, rápido, simple, por sorpresa, y sin quemar una caloría de más. El Grana 1 a 0.
Lo único malo es que se rompió Balbi. Entró Velázquez, que jugó muy buen partido. Lanús pasó algún sobresalto, pero entre las corridas desaforadas de algún defensor/mediocampista y la mar en coche, los reflejos de Agustín Marchesín, y claramente, alguna dosis de fortuna, la valla conservó el cero. Al final de la primera etapa, en una contra letal, el Grana tuvo el segundo.
En el segundo período, los muchachos del país por el cual pasa la línea imaginaria que divide el mundo en dos hemisferios, dejaron claro de que tratarían de encontrar el empate lo antes posible y a como dé lugar. La verdad, excepto por un centro al área chica, que pifia insólitamente un jugador local, el equipo eléctrico, fue pura enjundia, pelotazo frontal, y centro previsible. Chichones al por mayor para la defensa del Grana, pero poco más que eso. Lanús se jugó el resto en los últimos quince, para ganar en tranquilidad, y se soltó todo lo que le permitieron las piernas. Tanto que se animó a disputarle la tenencia del balón al local, e incluso, generó un par de contras muy buenas. Y no sólo eso: así, de contra, Mariano Pavone bajó la pelota 315201, y esta vez, en lugar de dejársela al compañero que llegara de frente, el Tanque percibió el medio segundo a su favor. Giró, encaró y penal. Clarísimo. Regueiro, lo cambió por gol, pegándole arriba pegado al poste derecho del arquero local, que adivinó pero no llegó. Cuarenta y cinco del segundo tiempo, Lanús 2 a 0.
El Grana le cortó la luz al equipo eléctrico en su casa. Y ahora mira la Copa con mejores ánimos y chances. Qué lindo que es soñar. Y dale vos también, si total no cuesta nada.
Ledro Trpner.
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