jueves, 7 de noviembre de 2013

Martín Macchiavello: Gas, luz & envidia

Tenemos gas, tenemos luz, tenemos un lugarcito en las semifinales de la Copa Sudamericana, una vacante asegurada en la próxima Libertadores y, sobre todas las cosas (y con perdón de las damas y también los presentes), tenemos los huevos que envidia todo el Sur. Así es Lanús. Recontrapunto para la historia, que llegaba a un Monumental donde fue visitante como nunca para dejar la vida como siempre. Y el que crea en las simples casualidades, que muera con la suya, bañado en soberbia. Este Granate, para quienes se nieguen en registrarlo o no quiera hacerlo, es el mismo que ganó diez veces en Núñez en los últimos 18 años, el que se fue goleando 4-0, sacando invictos de treintaytanto de partidos y, para reafirmar este cuento, el mismo que mandó a River a una histórica e inédita Promoción. Así es Lanús. Agrandándose en las difíciles, dando golpes de nocaut, escribiendo más y más capítulos de gloria sin olvidar las fuentes. Mientras Paolo y el Cali lustraban abajo y le hacían el aguante al cero (y a un Somoza todopoderoso en la mitad de la cancha), el inmenso Pulpito acallaba a un estadio con un taco de colección y el Laucha (golpeado de principio a fin), otro campeón, tiraba una de luxe para que Silva prenda el fueguito... Tenemos gas, tenemos luz. La luz de las antorchas que una noche de noviembre encendieron a todo un pueblo, que lo hicieron volver a creer en otro diciembre de cosquilleos. Como en el 96, como en 2007. Porque cuando parecía que se nos iba el 2013 en sequía, nos cayó la primera gota de un diluvio que pinta universal. Que no sea la última. Así es Lanús.

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