"Lanús creció y eso es algo que nadie puede negarlo, a pesar de que algunos se empeñan en seguir glorificando a equipos que sobreviven, tan sólo, por un rótulo que se puso en algún pasado, que como tal, ya quedó demasiado lejos.
Pero el hecho de crecer, como en la vida, está acompañado de responsabilidades y beneficios que tiene como consecuencia directa, la toma de decisiones a la hora de elegir un camino por el cual transitar en la busqueda de nuevos horizontes.
Es ahí donde comienza el debate, ya que tal vez a muchos les parezca poco haber sumado 75 puntos en la temporada o haber tenido en Sand, al goleador de la misma.
Si, suena a poco ya que el escudo Granate sigue teniendo dos estrellas. Duele, porque nuevamente se estuvo a muy poco de llegar al objetivo, pero éstas, son consecuencias inevitables a la hora de pensar en un deporte tan extremista como es el fútbol, porque ser el mejor no sólo te lo da una coronación.
Hoy hay equipos que copian el estilo Lanús para pelear campeonatos y ponen a la institución como la piedra fundacional, el ejemplo a seguir.
Lanús se acostumbró y nosotros nos acostumbramos a pelear campeonatos, a jugar torneos internacionales, a tener entre los once figuras que miran los mejores equipos del mundo, a contar con jugadores de selección pero también se encontró con la obligación de salir a ganar sin importar la condición, a jugar el fútbol que lo caracteriza y esto, inevitablemente, obliga también, a tener que ser campeón.
El segundo lugar ya no alcanza y el reconocimiento público tal vez ya no llena, lo cual es acertado si se mira desde el límite que separa la valoración del conformismo.
Aun así, tampoco es atinado hipotecar un proyecto en la búsqueda enceguecida del éxito.
Lanús optó por un camino para alcanzar su horizonte, y gracias a ese camino, creció. Ahora se debe seguir el camino de la consolidación, esa es la exigencia de un grande, y eso tampoco nadie lo puede negar".
Matías Bustos Milla - Factor Granate.
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