Orgullosos de lo que conseguimos, por el Club que somos. Es un honor ver en nuestro hermoso escudo el reflejo de lo que siempre quisimos ser. Dedicado al Club y a su gente, la del día a día, la que cotidiana y anónimamente construye este maravilloso presente.
lunes, 15 de junio de 2009
Arsenal 4 - Lanús 1: Golpe a la ilusión.
Y muy grande. El Granate jugó su peor partido en el Clausura en Sarandí y fue ampliamente superado por los de Burruchaga. Así, de puntero, pasó al tercer puesto, y aunque todavía tiene chances de conseguir el título, ya no depende de sí mismo. El domingo recibe justamente a Vélez en la Fortaleza, partido en el que no podrá contar con Blanco, que sumó su quinta amarilla. Sí, increíble, pero real.
La tarde invitaba a soñar. A pensar, este puede ser el gran día. La gente, así lo entendió. Las tribunas tenidas de Granate lo decían todo. El clima también. Ganando, Lanús quedaba muy cerquita del campeonato. Y en el caso de que Vélez y Huracán no ganaran sus respectivos partidos, la ilusión de dar la vuelta el próximo domingo en la Fortaleza sonaba en la cabeza de cada hincha. Pero… ¡Pumm!, chocamos. Y como resultado recibimos este terrible golpe. Un golpe a la ilusión. Las cosas no salieron como se esperaban. Al contrario. Todo lo contrario terminó sucediendo. Se invirtió todo. Arsenal, sí, el último, el que acumulaba 12 partidos sin sumar de a tres, fue el Arsenal, pero de Inglaterra. Jugó el mejor partido de hace tiempo, y en apenas ¡24 minutos!, prácticamente nos borró la sonrisa de nuestra cara con tres goles. Sí, tres goles, está leyendo bien. Velázquez descontó rapidito, es cierto, pero a pesar de eso, en el fondo, todos sabíamos que dependíamos de un milagro para sacar a flote este barco. Y fue así nomás. Al parecer, la tarde de ayer, no estaba escrita para la historia Granate. Porque en el segundo tiempo no se encontraron ideas, el equipo de Zubeldía. Y de contra, en la última jugada del partido, el local encima anotó un tanto más. Puff…
Lo primero que hizo cada hincha, quizá como manotazo de ahogado, fue preguntar como terminaba Vélez, que de local jugaba a la misma hora con Newell’s. Pero ni esas eran buenas noticias, ya que los de Gareca ganaban su partido sin problemas. La última esperanza se daba esta mañana. Lanús necesitaba una manito, al menos un empate de San Lorenzo ante Huracán. Pero ni eso… Ahora, quedando seis puntos en juego, el Grana quedó dos abajo del Fortín, con quien se enfrenta el domingo a las 17, y a uno del Globo, quien juega el último partido del Clausura justamente con Vélez. Ya no dependemos de nosotros, y eso, a esta altura, es la peor noticia. Sí, cambió todo. Se complicó, pero en el fondo hay esperanzas. Esto es fútbol, y nada está escrito. Todo puede pasar. Ahora, y más que nunca, el equipo necesita del aliento de sus hinchas para salir adelante. El domingo, es una chance inmejorable para que se den cuenta de eso. Se puede, eh. Nada es imposible.
¿El partido? Y… poco importa explicarlo a esta altura. Porque en sí, no tiene explicación cuando en 24 minutos tu equipo se encuentra 3 – 0 abajo. Poco importa explicar que Pellerano concretó dos goles (uno de cabeza a la salida de un corner, y el otro, el tercero, con un remate que se desvió en un defensa Granate). Que Sena, a pesar de haberse ido por la puerta de atrás del club de Liniers, dejó la vida en cada jugada para darles una mano. A tal punto, que hasta pateó un penal. Y fue gol. ¿Qué hizo Lanús durante ese tiempo? Poco. Porque ni Blanco, ni Valeri pudieron dominar la pelota en todo el partido. Y porque Salvio se mostró muy ansioso a la hora de definir cada situación de contra. Resultado: Sand nunca tuvo una situación para hacer lo que mejor sabe. Meter goles. Así y todo, Pepe ayudó. Sobre todo en el descuento, con un taco perfecto para la subida del siempre correcto Velázquez, que la colgó en un ángulo. Parecía que con ese gol, todo lo gris se despejaba. Aunque sea un poco. Que la ilusión, la fuerza que se hacía desde las tribunas podía dar vuelta las cosas.
Pero no se pudo… Porque ni Lagos, ni Ledesma, que entraron para intentar lastimar el arco de enfrente pudieron. Porque Lanús se hundió en su propia desesperación. Y Arsenal, claro, aprovechó, manejó y dominó el partido haciendo circular la pelota. Las situaciones más claras para el equipo de Zubeldía fueron pocas. Escasas. Un centro de Lagos que no fue bien interceptado por el Toto. Y una guapeada, una de las tantas, de Sand, que Sena despejó en la línea. Por el lado del Arse. Varias que tuvieron su premio al final. Contra encabezada por Carrera. Definición de Leguizamón que dio en el travesaño, y gol del pibe Benedetto de rebote. Triste, sí. Tristísimo, también. Pero cierto, real. Ahora, ya no dependemos de nosotros mismo para dar la vuelta, pero la esperanza sigue viva. Eso sí, para eso, Lanús deberá salir a ganarle a Vélez como sea. Sin Sebastián Blanco, que lamentablemente vio la quinta tarjeta amarilla. Sí, para colmo de males.
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